No podemos quedarnos impasibles mirando el descalabro progresivo de nuestra sociedad. Sólo mejoraremos nuestra sociedad si mejoramos las personas que la componemos.
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La sociedad es...
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Puede ser descrita como el conjunto de personas unidas por intereses comunes regidas por normas aceptadas en consenso, y organizadas en instituciones que garantizan una vida armónica de los ciudadanos y ciudadanas en la consecución de las metas comúnmente aceptadas. Estas metas se pueden resumir en lo que se ha llamado bien común. Este bien común significa que todas las personas desarrollan sus potencialidades humanas y se realizan plenamente viviendo con libertad y dignidad humana.
Para que una sociedad pueda realizar su cometido, logrando el funcionamiento eficaz de sus instituciones para garantizar el bien común, es necesario que todos los ciudadanos y ciudadanas se identifiquen con este proyecto común y actúen en consecuencia, orientando todos sus esfuerzos, actitudes, opciones y acciones hacia ese horizonte común. En efecto, la sociedad y sus instituciones son lo que son las personas que le dan vida. Y no habrá instituciones buenas si no son buenas las personas que las integran; lo mismo que no habrá una sociedad justa si no son justas y hacen la justicia las personas que la componen.
En pocas palabras, lo que decimos es que una sociedad descansa en las personas que la integran; las personas son la base, el alma y la meta de toda sociedad humana. De manera que, por ejemplo, si queremos construir una sociedad en paz tenemos que empezar por lograr que las personas de esa sociedad sean gente de paz; y si queremos tener una sociedad sin violencia tenemos que conseguir desterrar la violencia de cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas.
Los valores
Ahora bien, las ciencias de la conducta humana nos han ayudado a entender el fundamental papel que juegan los valores en el comportamiento de las personas. Una persona opta, decide y actúa conforme a los valores por ella reconocidos y asumidos. Es decir, que una persona optará por aquello que le resulte valioso, se decidirá por aquello que le acerque a lo que para ella es valioso, y actuará en conformidad con lo que para ella es valioso.
Pero, ¿qué entendemos aquí por “valor”? Valor es la cualidad que tiene algo que lo hace digno de ser apreciado y deseado. Por ejemplo, la comida tiene valor porque, dada su necesidad para la vida, es digna de aprecio y es deseable, y para conseguirla se es capaz de realizar un esfuerzo trabajando; la paz es un valor porque, dada su necesidad para la vida humana en armonía y felicidad, la apreciamos y deseamos, y para conseguirla somos capaces comprometer la propia vida. Y podríamos seguir añadiendo más ejemplos de valores: la vida, el amor, la dignidad humana, el bien común, la verdad, la justicia, la honestidad, el trabajo…
Ahora, no todos los valores tienen el mismo grado de importancia, puesto que no todos los valores nos acercan de igual manera al sentido primordial de la vida y la existencia humanas. Por ejemplo, para alguien puede ser un valor el vestirse bien; pero entre vestirse bien y comer bien, debe tener más valor esto último, puesto que para vivir no es imprescindible vestirse bien, pero sí es necesario comer bien. Por eso las personas deben tener bien definida una escala de valores, poniendo en el lugar más alto aquellos valores que son fundamentales.
Valores y sociedad
Volviendo a la sociedad, tenemos que decir que en toda sociedad, para que sus ciudadanos y ciudadanas asuman y actúen de acuerdo al proyecto de bien común, es necesario que posean una escala de valores humanos que les hagan optar, decidir y actuar de tal manera que contribuyan a la realización de ese bien común. Podemos llamarlos valores sociales en cuanto que se orientan al bien común de la sociedad; pero estos valores sociales, que tienen que ser asumidos por todos y todas, se hacen valores personales al ser vividos por cada uno de los ciudadanos y ciudadanas en todas las circunstancias de su vida.
Entre los valores sociales fundamentales necesarios para construir una sociedad de bien común tenemos: la vida humana, la dignidad de las personas, el bien común, la justicia, la equidad social, la paz, la verdad… Estos valores, y otros que no citamos, son los principios que deben inspirar la conducta social de los ciudadanos y ciudadanas. Son también estos valores los principios en los que se deben fundamentar las leyes que rijan la sociedad. Y son estos valores los que deben inspirar la organización y funcionamiento de toda institución social.
¿Una sociedad sin valores?
Mirando ahora nuestra sociedad dominicana, podemos hacernos la pregunta que da título a nuestro escrito: ¿Somos una sociedad sin valores? La respuesta no puede ser apresurada e irreflexiva, sino serena y bien pensada. Pero nos ayudará una clave de interpretación que tácitamente hemos apuntado antes. Veamos la situación actual de nuestra sociedad y los resultados de nuestra organización y funcionamiento institucional y sabremos si nuestra sociedad está o no cimentada en los valores fundamentales que deben sostener toda sociedad. Preguntémonos y respondamos con sinceridad: ¿Nuestra sociedad ha alcanzado satisfactoriamente el bien común? ¿Hay justicia social? ¿Vivimos con mayor dignidad humana? ¿Disfrutamos de verdadera paz?
Muchos estudiosos de la sociedad afirman que en nuestra sociedad dominicana se han perdido los valores; otros un poco más optimistas dicen que se están perdiendo. Pero yo pienso que, peor que estar perdiendo los valores, los estamos invirtiendo. Está aconteciendo una dramática inversión de valores. ¿Qué significa esto? Que hemos asumido antivalores como si fueran valores, y hemos despreciado los auténticos valores. Por ejemplo, al que respeta las señales de tránsito y se detiene en el semáforo en rojo decimos que es un “pariguayo”, mientras que al funcionario público que se corrompe y sabe aprovechar su cargo para enriquecerse con el dinero del pueblo decimos que es “listo”. Ya no se considera honrado al policía de tránsito que no acepta soborno, porque “el macuteo” es algo normal que aceptamos como válido.
También se ha invertido la escala de valores, poniéndose en primer lugar lo que debe estar en segundo o tercero. Y así vemos cómo muchos de nuestros políticos son capaces de retorcer la verdad para mantener su mentira; son capaces de enterrar el bien común para conseguir su bien particular; y son capaces de violar las leyes –y hasta legislar– para su propio provecho y el de los suyos.
¿Qué hacer? Revertir la inversión
Las personas de buena voluntad, que son muchas en nuestra sociedad, que seguimos anhelando y pensando en una sociedad distinta, en la que se realice el auténtico bien común, en la que todos y todas podamos desarrollar nuestras potencialidades en libertad, y podamos realizarnos plenamente con dignidad y vivir en paz, no podemos quedarnos impasibles mirando el descalabro progresivo de nuestra sociedad, lamentándonos por el empobrecimiento de las grandes mayorías, por la exclusión y desigualdad sociales, por la corrupción y la delincuencia.
Tenemos que hacer algo. Pero no algo superficial que sólo alivie nuestra sociedad, sino algo profundo que arranque de raíz sus males. ¿Y cuál es esa raíz?
A mi juicio, sólo mejoraremos nuestra sociedad si mejoramos las personas que la componemos. Y no seremos mejores personas hasta que no asumamos una escala de valores fundamentales y sean ellos la fuerza que nos jale y nos empuje a ser y actuar para una mejor sociedad. Para que eso sea posible es imprescindible desarrollar un permanente proceso de formación en valores, que empiece con los niños y niñas aun antes de su nacimiento.
Dios Padre les colme de Sabiduría que les guíe por el camino del bien común.
1 comentario:
Estamos en un momento dificil y cada dia las cosas se ponen peor, los valores se estan muriendo.
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