El celibato no es un mandato divino a diferencia del matrimonio. Su origen es meramente económico. Fue el dinero el principal causante de que la iglesia católica implantara esta norma a sus feligreses en el año 1123 bajo el mandato del Papa Calixto II. El Rey Carlos Magno fue uno de sus principales promotores en el siglo IX. Para evitar conflictos por herencia entre los hijos de los curas, quienes tras su muerte se disputarían los bienes adquiridos a través de su labor sacerdotal, la iglesia aprueba el celibato, y con ello asume el derecho de los recursos económicos recaudados y pertenecientes a sus párrocos. Seguir leyendo...
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