Uno de los pocos amigos que tengo en los medios de comunicación es Milciades Pichardo, el periodista de Cotuí. Quienes hemos tenido la dicha de compartir con él, conocemos de su nobleza.
Críticas agrias ha recibido mi colega, por la manera como a veces se maneja profesionalmente, y debo decir que ello no es más que herramientas de apoyo a la cual a veces se acude, como parte de la sobrevivencia en esta difícil carrera.
Pichardo siempre me apoya, me ha abierto las puertas cuando las he tocado, da oportunidades al talento nuevo, sin ninguna pretensión, abre su corazón a los que son sinceros, pero también sabe defenderse muy bien de quienes intentan destruirlo y como dice él “quitarle la comidad a sus hijos”.
Pichardo siempre me apoya, me ha abierto las puertas cuando las he tocado, da oportunidades al talento nuevo, sin ninguna pretensión, abre su corazón a los que son sinceros, pero también sabe defenderse muy bien de quienes intentan destruirlo y como dice él “quitarle la comidad a sus hijos”.
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