jueves, 14 de febrero de 2008

Los clubes y los barrios

Por Leo Corporán del periódico El Nacional

Los clubes deportivos y culturales deben defender sus barrios ante la ola de delincuencia y los puntos de drogas que están acabando con la sociedad dominicana. Insisto en que los clubes no pueden mantenerse con los brazos cruzados.


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Eso sería un crimen.

Todos, sin excepción, tenemos que luchar contra los puntos de drogas y la delincuencia que nos azota.

Conozco la composición de los clubes deportivos y culturales y estoy consciente de que en su militancia existen mujeres, hombres y jóvenes de valor que están dispuestos a echar el pleito.

Esos jóvenes, mujeres y hombres son valiosos y realizan grandes aportes.

Lo negativo es que se está reduciendo el número de los que desean luchar y otros que están cediendo terreno ante el flajelo de ese mal social.

Los clubes tienen que trabajar con los niños y los jóvenes.

Los dirigentes de las organizaciones deportivas y culturales no se pueden cansar.
Saben que tienen esa enorme responsabilidad y no pueden rehuir a ella.

Los niños están solos.

Hay muchos problemas en la familia y la dirigencia clubil debe contribuir a ayudar a que se solucionen los problemas y que todos juntos afrontemos los males sociales donde se incluye la corrupción.

Son muchas cosas las que se pueden hacer para alejar a la niñez de los males sociales.
Ellos necesitan orientaciones y entretenimiento.

Los niños y jóvenes escuchan. Sobre eso tengo una enorme experiencia de más de cuatro décadas.

No creo que hemos perdido el pleito.

Al contrario, estamos en un buen momento para salir victoriosos y con nosotros toda la juventud que así lo aspira.

La unidad
Los clubes, por sectores, deben unirse.

Ese es un pedido que estoy haciendo hace un buen tiempo.

Sin unidad es difícil lograr los objetivos deseados.

El interior
Cuando me refiero a los clubes, lo hago para todos, los del interior, a aquellos que están en provincias y parajes, pero que no son reconocidos al no tener fuentes para poder dar a conocer sus actividades.

Allí hay héroes anónimos.

Esos dirigentes han hecho de sus vidas un sacerdocio en beneficio de la nación.

Tengo para esos dirigentes un gran respeto y admiración por su lucha sin tregua a favor de los más necesitados.

Además no dan tregua para combatir a la delincuencia y otros males.

Y eso, que no tienen ningún recurso.

Más claro, trabajan a “mano pelá”.

Confío en los trabajos que pueden hacer los clubes y por eso me animo a escribir esta entrega.

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