viernes, 12 de junio de 2009

¡Qué envidia!

Este vendedor ambulante decidió paralizar sus funciones por unos minutos, tras quedar atrapado en una de las “sombritas” que pueden ser encontradas en el malecón de la capital dominicana.

¡Esto es lo que se llama tenerle envidia a alguien, pero de la sana!

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