Hay dirigentes que no dan ni la hora, senadores y diputados que solamente patrocinan fiestas patronales, reinados, y una que otra actividad donde se bebe mucho y se baila, y donde se pueden conseguir otras cosas amèn de la posibilidad del voto. Un millón de pesos, me han dicho, cuesta ser diputado, por ejemplo en Haina, en donde la ausencia de los que hay es notoria y su base social es tan pobre que solamente alcanza al marido de una hija y uno que otro hijo en el caso de uno al que hasta su propio hermano se le fue. Seguir Leyendo...
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